3 de enero de 2012

De nuevo lo mismo

Aquí en mi rincón de este vejestorio de café, que se nos van a desconchar cualquier día las ninfas del friso encima, por algún prodigio acústico se recogen todas las voces del salón, como ahora con la entrada de otro, casi igual de viejo, el poeta de los 50 Salvador Gil, pero que se sienta a la otra punta; que ahora le está saludando Osquítar el estudiante camarero, y les voy a copiar el diálogo a los lectores: -Buenas, don Salva. Y ¡feliz… -¡... Seguir leyendo artículo en La Razón