13 de noviembre de 2012

In Memoriam: “La amistad entre Agustín García Calvo y los ingenieros de caminos”

Es desconcertante para al¬gunos que un Poeta, Dra¬maturgo, Filósofo, Gramáti¬co…, tuviera tanto apego y cariño a esta profesión. Evi¬dentemente somos pocos conocidos en esta Sociedad como amantes del conoci¬miento y suele ignorarse la sensibilidad intelectual del Ingeniero de Caminos. ¿Sa¬béis que los proyectos de Jo¬sé Torán eran prologados por Rafael Sánchez Ferlosio y su mujer Carmen Martín Gaite o que los artículos y trabajos sobre el Territorio de nuestro gran Maestro, Clemente Sáenz Ridruejo eran unas mara¬villas del lenguaje...?

Pero esta vez debemos centrarnos en Agustín. En la última vez que conseguimos que participara en alguna de nuestras actividades, conferencia inaugural “De¬porte, Juego y Competición” del XIX Curso de Verano de Ingeniería Civil (6-10 de julio de 2009) comentó el porqué de su cariño a la profesión:

“Ingenia quiere decir; in¬geniárselas para vencer los llamados obstáculos naturales. Qué tiempos aquellos en que un inge¬niero se enfrentaba con un barranco o con un montón de rocas molesto para el ferrocarril o para la construcción de cual¬quier edificio y se las inge¬niaba de maneras tan ma¬ravillosas como todavía nos es dado recordar. El ingenio tratando de ven¬cer cualesquiera obstácu-

los que se le oponen a uno y encontrando los tru¬cos más oportunos y más eficaces muchas veces. Eso era el Arte de la Inge¬niería”.

Al regre¬so de su exilio parisino los alumnos de la Escuela de Caminos de Madrid intentamos que interviniera en alguna de las actividades que organi¬zábamos .La primera que recuerdo fue la confe¬rencia: “El ferrocarril de Alta Velocidad” (año 1986). Aula 27 totalmente llena, más de 300 personas. En las primeras filas catedráticos y profeso¬res de la Escuela. Alguno me preguntó que hacía Agustín en una mesa en la que esta¬ban entre otros, Manuel Lo¬sada, catedrático de Ferro-carriles de la Escuela y fer¬viente partidario del AVE.
Agustín era Pre¬sidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril, por lo cual estaba claro que sí pin¬taba en la mesa, aparte de que nosotros teníamos por costumbre sentar a las máxi¬mas opiniones posibles y en¬frentadas.

Recuerdo que tenía que coger el tren de Zamora, donde residía parte de la se¬mana, y como su medio de transporte era el ferrocarril nos rogó que no fuera el últi¬mo en intervenir. No quería perderse el último tren del día. Creo que intervino el ter¬cero. Empezó su discurso defendiendo esos trenecitos lentos en los que el tiempo no pasaba y en que se iba disfrutando del paisaje… Co¬mo estaba de moderador en la mesa empecé a ver la cara y el nerviosismo de al¬guno de los componentes y pensé: ya la hemos vuelto a liar; pero no. Cuando se fue corriendo al taxi que le tení¬amos preparado en la puer¬ta de la Escuela, se levantó la sala para despedirse y la ovación duró minutos. Des¬pués de su intervención fue difícil la defensa del gasto que supone este medio de transporte (os suena esta crí¬tica al día de hoy…)

Escucharle era un placer porque al principio siempre nos sorprendía para volver a intentar una y otra vez que entendiéramos su discurso entre “los de abajo y los de arriba; Pueblo- versus -Poder.



Parecía que disfruta¬ba con ese juego; nos se¬guía en el motivo de su par¬ticipación para luego ir a lo suyo, como bien nos recor¬daba y se lo agradecíamos. Cuando hacíamos los Cursos de Verano de Inge¬niería Civil en Segovia, a las autoridades (daba igual el signo político del Ayunta¬miento) y amistades les en¬cantaban que le invitára¬mos. Era castellano viejo (Zamorano), y cuando el curso lo dirigía Clemente (Soriano), Agustín me pre¬guntaba si iba a estar en el acto; le respondía que iría y no sé por qué nunca denegaba su participación en el Curso. Por ejemplo: el X Curso de Verano de Ingeniería Civil (2000) lo inauguró Agustín con la conferencia “LO MEJOR ES EL AGUA”. Empezar la conferencia canturreando en su metro y en griego, el arranque de la Olímpica I de Píndaro; “LO MÁS BUENO: EL AGUA; MÁS…

Como estábamos en Segovia con esa maravilla de obra que dejaron los romanos, le vino de perlas para que nos contara su versión del Acueducto y la relación con el Poder. La población de Segovia Capital se pien¬sa que no era más de 8.000 habitantes y ¿qué pinta esa obra tan costosa al norte de los montes carpetanos? Evidentemente co¬mentaba; era una forma de demostrar a los pueblos levantiscos que poblaban el río Duero que el poder estaba representado por Roma. Acabada la conferencia en el café del descanso, Ellos hablando y nosotros escuchando, queda en el recuerdo como algo inolvidable y placentero para los que lo vivimos.

Dejemos para otro mo¬mento los recuerdos de otros actos en los que inter¬vinimos con Agustín e inclu¬sive la ayuda de los cami¬neros en el intento de for¬mación de la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje de Madrid.

Para acabar: Agustín quería demostrar que el Sis¬tema tenía contradiccio¬nes; hasta el final lo consi¬guió. Se murió el día del co¬mún de los muertos y la co¬mitiva con sus restos diri¬giéndose al cementerio municipal de Zamora la presidía “un coche de la policía municipal de Zamo¬ra” y en el coche donde yacían sus restos le acom¬pañaban dos coronas, una a cada lado; la primera en¬viada por” sus amigos y compañeros de la CNT” y la segunda por “El presi¬dente de la Comunidad Autónoma de Madrid”

Agustín, SIT TIBI TERRA LEVIS

Ángel Guerrero Ballesteros

Secretario del Consejo del

Patronato Fundación

Ingeniería y Sociedad