12 de julio de 2012

Vocabulario 2: Identidad II

Las columnas publicadas en La Razón de Agustín comenzarán en Septiembre de nuevo, saludo.

10 Julio 12 - - Agustín García Calvo 
                        
De las pocas respuestas recibidas de los lectores o de las voces de la tertulia política del Ateneo, siento que todavía se siguen tomando como demasiado «naturales» las formulaciones del tipo «a=a» ; lo cual no debe ser así: pues lo que una lógica buena, o sea sentido común, puede hacer es descubrir que no puede haber en la realidad cosas verdaderas o definitivas: hemos descubierto que realidad sólo puede entenderse como una lucha o contradicción entre la orden de que las cosas (y nosotros) sean lo que son, y una interminable resistencia de las cosas (y nosotros) a someterse a esa orden.

Así que volvamos a examinar esos tanteos lógicos: lo primero es que, cuando se dice «a=b» (como «un besugo es un pez»), se está haciendo algo, y también lo mismo (no hay por qué no) cuando se dice «a=a»: para que eso pretenda pasarse como cierto, tiene el «a» 2ª que haberse hecho lo mismo que el primero, o bien, de otro modo, haberse igualado ambas en un «letra vocal». Son tales operaciones las que propiamente se pueden llamar «acción», y entran en la acción general por la que la realidad está constantemente haciéndose y deshaciéndose, mientras que los términos simples, como «a», «b», «besugo», «acción», no parece que estén haciendo nada sino asegurar por su sola presencia, en la realidad y en la lengua, que son lo que son; aunque, ciertamente, esta diferencia entre «idea fija» y «razón en marcha» no dejará de presentarles nuevas sorpresas a mis lectores.

En cuanto al signo de la acción misma, «=», ya el otro día hacía notar, acordándome del ejemplo de Peano, que tal vez habría que partirlo en dos sentidos, el uno que incluyera ya la cuantificación, «=» = gr. íson, y otro que indicara la pura acción de la Cópula. Hoy mismo, por cierto, sigo luchando por decidir si en la formulación de la diosa que los versos de Parménides nos han trasmitido debo leer, como suelo, «=» como «es» y por tanto «lo que es lo que es ES lo que es lo que es», mientras dudo si no debería al mismo tiempo dejar que en el esti se oyera algo como «hay» o «lo hay».

Muchas otras dudas deben despertar estas sencillas fórmulas del sentido común, y aquí sigo confiando en que me lleguen de oyentes o lectores.

3 de julio de 2012

Vocabulario 1: Identidad

2 Julio 12 - - Agustín García Calvo

¿De qué hemos estado hablando? Pues de lo que se habla, de lo que dice la realidad, tratando de desprendernos de nuestras ideas acerca de ella: así, lo que los cultos llaman realidad o existencia se descubría que no es todo lo que hay, ya que es una guerra entre lo no sabido, siempre resistiéndose a realizarse, y el ideal de Dios, que trata de terminar con esta guerra en un saber y ser definitivo, siempre en vano; pero ese mismo descubrimiento y guerra nos hacía ver que no puede haber tampoco una separación más que vaga y confusa entre lo natural, o sea, lo desconocido, con lo real, ni entre la realidad con las puras ideas, ni de la pretenciosa distinción de «objeto» y «sujeto», entre las cosas (lo que se decía naturaleza) y el Hombre. Eran esos tanteos los que nos han hecho venir a reconocer que no es posible tampoco hablar de lo que se habla (la realidad) sin volver también a hablar de lo que habla de ello, lo que se llama lenguaje o lenguas: pues desde la consideración de los dialectos humanos, que nos muestran a cada paso la creación y la destrucción de cosas por medio del significado y cambio de uso de sus palabras, hasta lo más astracto y común, donde nadie puede honestamente responder a la cuestión de si Dios dijo «Luz» y la hizo, o si, por el contrario, son las cosas, con su culminación en el Hombre, las que han acabado hablando y diciendo «Dios», el caso es que nunca puede en verdad desenredarse nuestra física de nuestra lógica y viceversa.


Y es así que el otro día les proponía a los lectores que nos detuviéramos ahí un tanto y, recordando que ninguna realidad puede fabricarse sin una intervención de las palabras de cualquier lengua, junto con algunos modos de números, volver a lo que pasa en nuestra propia lengua, que pueda revelarnos algo. Pero lo que propongo es que nos centremos primero en el mecanismo del significado, y de ahí saquemos al tablero algunas palabras que puedan ser reveladoras, para luego partiendo de ahí atender a ciertos juegos sintácticos, que puedan ser reveladores o desmentidores de la lógica realista. Así proponía y propongo el término «Identidad», para atender luego a ecuaciones como «a = a», que suelen tomarse tranquilamente como indicadores de la identidad entre «a» y «a», puesto que las dos son la misma, ¿no?

Disponible en: [http://www.larazon.es/noticia/4785-identidad-por-agustin-garcia-calvo]