23 de marzo de 2014

La voz de la rebelión

LA VOZ DE LA REBELIÓN os pide, 

le pide a la gente, un esfuerzo para 

salir de la confusión y poder así 

negarse a tolerar por más tiempo los 

engaños del régimen del dinero. Si 

se trata de la necesidad de los puestos

de trabajo, hay que preguntar lo 

primero ¿para quién son necesarios? 

En Madrid asistimos todos los días a 

un espectáculo que es una caricatura 

reveladora de lo que es la famosa 

Creación de Puestos de Trabajo: 

cualquiera que pasee por las calles 

céntricas puede ver esas estatuas 

humanas, disfrazadas y pintarrajeadas 

de las maneras más variopintas, que 

están ahí paradas delante de los 

comercios, cada cual en su puesto, 

dedicadas a ganarse su jornal (no 

hacen otra cosa). La gente tenemos 

que aguantar, en el metro, por las 

calles, vernos a diario unos a otros 

como criaturas necesitadas del vil 

metal en todo momento, sólo sujetas 

por el miedo a decir lo que ningún 

órgano de poder permite decir a sus 

mil locutores, porque hay que ser 

realistas (¿qué será eso?): “¡muerte al 

Dinero!”. 


Preguntad a cualquiera: esto nos está 

matando de pena y de vergüenza. 

Es de verdad horroroso oír a todas 

horas las reclamaciones de más y 

más dinero, un poquito por aquí, otro 

por allá, lo mismo por fuera que por 

dentro, porque cada uno está fabricado 

por la misma necesidad de dinero y 

las voces de fuera suenan también 

dentro. Como dice la publicidad de 

los “especialistas en ti”: “porque tú 

lo vales”. “¡Trabajar, trabajar!” dicen 

voces airadas “¡trabajar en lo que 

sea!” También pedir limosna es un 

trabajo, claro; también buscar trabajo; 

también estudiar, “formarse”; también 

reivindicar a lo alto más puestos de 

trabajo, siempre la eterna cantilena 

“Soy un padre de familia…”. 

haya tocado en la feria de vanidades. 

¡Basta ya! No nacen niños para servir 

a sus tristes empleos: ¡abajo el Estado 

y el Capital! No más futuro para este 

régimen de la Prostitución Universal. 

Como no se puede tratar de esto ni en 

la familia ni con los amigotes ni con 

reclamaciones a los que sólo quieren 

de nosotros que sigamos tragando 

ilusiones y entretenidos con sus 

informaciones, habrá que juntarse en 

asambleas donde ya no reine el interés 

privado y el miedo de cada uno y se 

pueda hablar contra tanta mentira. 

Hablar es hacer. Hay una huelga que 

es previa a cualquier otra: consiste en 

negarse a aceptar lo que no es verdad. 


¡Que suene la voz de la rebelión! 

Como decía aquella pintada: 

¡NO OS CREMOS, POLITICASTROS!