Durante décadas el primer contacto con la obra de Shakespeare para muchos españoles fue el imponente tomo de las obras completas traducidas por Luis Astrana Marín y editadas por Aguilar en 1941. Periodista y ensayista, autor de una monumental biografía de Miguel de Cervantes, Astrana vertió en prosa todo el teatro y la poesía de Shakespeare. Esta es su versión del soneto 29, uno de los más hermosos:
Cuando, en desgracia con la fortuna y a los ojos de los hombres, deploro solitario mi triste suerte, y turbo con mis ayes inútiles a un cielo que no me escucha, y me encaro conmigo mismo, maldiciendo a mi hado—
Con el deseo de ser semejante al más rico en esperanzas, de tener un rostro como el suyo, de poseer los mismos amigos, ambicionando el talento de éste y el campo de acción de aquél, con lo cual me siento menos satisfecho que con aquello de que más gozo—
Entonces, en medio de estas ideas en que yo mismo casi me desprecio, se me ocurre pensar felizmente en ti; y, acto seguido, mi condición, semejante a la alondra que al despuntar el día alza su vuelo de la melancólica tierra, entona himnos a las puertas del cielo.
Pues el recuerdo de tu dulce amor me brinda tales riquezas, que desdeño trocar entonces mi estado con el de los reyes.
En 1974 el poeta y pensador Agustín García Calvo publicó su propia traducción de los sonetos de Shakespeare en la editorial Anagrama. Su versión traslada los endecasílabos originales a versos de trece sílabas en castellano y mantiene la rima. Este es el soneto 29, ahora según García Calvo:
Cuando, en desgracia con Fortuna y con el mundo,
lloro a solas mi sola condición de paria
y el sordo cielo en vano con mis gritos hundo
y me miro y maldigo mi estrella contraria,
lloro a solas mi sola condición de paria
y el sordo cielo en vano con mis gritos hundo
y me miro y maldigo mi estrella contraria,
deseándome igual a otro de más largo
favor, con sus amigos, con su parecido,
envidiándole el arte a éste, a aquél el cargo,
con lo que más disfruto menos avenido,
favor, con sus amigos, con su parecido,
envidiándole el arte a éste, a aquél el cargo,
con lo que más disfruto menos avenido,
ya en esas casi odiándome, al fin por ventura
pienso en ti, y al momento mi suerte de un vuelo,
como alondra al romper del día, de la oscura
tierra se alza y canta a las puertas del cielo.
pienso en ti, y al momento mi suerte de un vuelo,
como alondra al romper del día, de la oscura
tierra se alza y canta a las puertas del cielo.
Pues tu amor recordado aporta tal tesoro
que cambiarme con reyes tengo ya a desdoro.*
que cambiarme con reyes tengo ya a desdoro.*
Publicado el 10 de julio de 2015 en www.poetica2puntocero.com. Seguir leyendo
*SONNET 29
When, in disgrace with fortune and men's eyes,
I all alone beweep my outcast state,
And trouble deaf heaven with my bootless cries,
And look upon myself, and curse my fate,
Wishing me like to one more rich in hope,
Featur'd like him, like him with friends possess'd,
Desiring this man's art and that man's scope,
With what I most enjoy contented least;
Yet in these thoughts myself almost despising,
Haply I think on thee, and then my state,
Like to the lark at break of day arising
From sullen earth, sings hymns at heaven's gate;
For thy sweet love remember'd such wealth brings
That then I scorn to change my state with kings.