de la laguna:
si la rana salta,
rueda que rueda la rueda loca
de la Fortuna.
Por un trapito rojo
(a la una!)
a la punta de un palo
(viva la Comuna!),
picará la viruela;
y yo sin vacuna.
Sobre las ovas verdes
la rana unamuna
abrió la boca:
pedía la luna.
Y el sol, que raja los barros
de Fuenteovejuna,
lo que quiere es volver a su nido,
mearse en la cuna
otra vez: Una! Una!
Libertad: más dulce nombre
que higo de tuna:
¿no eres tú el cebo coloradito
para esta laringe humana
-que diga 'hombruna'-?
Picaré, picaremos, y -zas-
fuera de la laguna!:
al cielo de un vuelo,
a la nube, a la higuera, a la luna!:
al pueblo que huele
al arca mohosa moruna
con revistas de milnovecientos
veintiséis membrillos,
que fue mi tribuna:
es decir, ¡a la Casa
de la Comuna!
A las tres, a las dos, a la una:
viva la vida!
sin duda ninguna.
Y helada la rueda se queda
de la Fortuna.
Canciones y soliloquios.
AGC
Lucina, 1982 (3ª Ed.).
pp. 89-91