En mi condición de
esclavo del latín (realmente servil y digno de disciplina inglesa)
quiero hablar hoy de uno de mis amos predilectos: Agustín García Calvo.
Aparte bromas, García Calvo es un eximio representante, junto a Antonio
Fontán, Rodríguez Adrados, Lasso de la Vega, Luis y Juan Gil, Bassols de
Climent, Mariner, Fernández-Galiano, Lisardo Rubio, Ruiz de Elvira,
Holgado Redondo y otros, de una Edad de Oro de la Filología Clásica
española, que la hizo equiparable a la de cualquier país europeo,
incluida Alemania. De la variada obra de García Calvo me ha interesado
más su faceta de filólogo, poeta y traductor ... Seguir leyendo en el blog de José Miguel Domínguez Leal