Me he tenido al fin que arrastrar a un hospital, más que nada por el
miedo que me han metido de si meningitis o si pulmonía doble; y aquí
estoy que no me pasa nada más que lo que me pasaba fuera (que ya es
bastante) y abandonado que me veo de amigos y familiares, que estarán
hartos de que los reciba echando pestes y mandándolos a cuidar sus almas
respectivas...Leer artículo en La Razón