Me asaltan, al salir de la capilla, tres pillos de 8 a 10 años, que dos
al menos deben de ser de mis nietos, si no he perdido la cuenta; me dan
unas vueltas, según ando cojeando tras la última faena de la moto, y al
fin me paran, ya casi en la acera, y uno de ellos se pone: –A ver,
Papuyo, dinos tú por qué es esta costumbre de que tengamos hoy que
contarnos trolas de susto y andar colgándoles por detrás a la gente
monigotes... Seguir leyendo
La Razón: 27 Diciembre 11 - Agustín García Calvo