Jesús García Blanca | 09/11/2012
Hace poco más de veinte años que -en una de mis habituales incursiones a los sótanos de la hemeroteca de la Facultad de Letras de Granada- cayó en mis manos un texto de Agustín García Calvo publicado en la revista Archipiélago que por supuesto me hipnotizó inmediatamente: Contra la Paz.
Comencé entonces a buscar y devorar con fervor sus proclamas, retahílas, discursos, cartas, traducciones, tratados… y en fin todo su arsenal contra los de Arriba. Poco a poco me adentré en los recovecos más duros de su obra, incluyendo la trilogía sobre el lenguaje o el monumental Contra el Tiempo, hasta llegar a esa versión maravillosa de la Ilíada que lo acompañó durante tantos años y que conectaba con otra de mis obsesiones: el mundo antiguo, que descubrí cuando en algún remoto curso de primaria me tocó aprenderme para relatar en clase el canto XXII de la Ilíada en el que se relata el duelo de Héctor y Aquíles...Leer más