15 de noviembre de 2022

"También por mi parte, hace mucho tiempo, ante el horror y la vaciedad del desarrollo técnico, de las máquinas, la informática y demás, tendía a adoptar una actitud de rechazo en bloque de estos adelantos de nuestro Progreso. Y acudía a las costumbres, a los ingenios elementales, de los campesinos de mi tierra, de los artesanos que quedaban y en general a esa sabiduría popular de que hablas. Pero me he venido dando cuenta de que tal vez en esto también conviene ser más precisos y cautelosos: que aunque es verdad que las promesas del Progreso de nuestros abuelos, según las cuales la máquina primero y el autómata después venían a liberarnos del trabajo y con ello a devolvernos un tiempo libre, están, desde su nacimiento mismo, falsificadas y manejadas por el Poder, como lo muestra el hecho palmario de que esos adelantos no han liberado a nadie del trabajo, sino que han aumentado el trabajo y han hecho del tiempo libre un tiempo tan esclavo, vacío y trabajoso como el del trabajo mismo, sin embargo, por aquello que antes decíamos de que Ellos no son perfectos, vale más reconocer que algunos o algo de esos adelantos pueden servir, en contra de sus intenciones, para algo de lo que decían sus hipócritas promesas. Por eso no me siento animado a imitar de una manera indistinta aquella revolución contra las máquinas que aparecía ya lúcidamente descrita en la novela Erewhon, de Samuel Butler, sino más bien a distinguir un Progreso progresado (máquinas no nacidas para satisfacer demandas palpables previas, sino por explotación de la idea de progreso para la creación de nuevas necesidades) frente al Progreso sin más, a reconocer que hay implementos como la televisión o el automóvil o la mayor parte de los chismes informáticos, que, por su estructura misma como frutos de un Progreso que se ha erigido a sí mismo en idea y fatalidad, no pueden servir más que para lo que sirven y merecen por tanto la crítica sin reparos y la destrucción que los dejara reducidos, como en el Museo de Erewhon, a piezas destinadas a recordarnos los extremos de la locura y la equivocación; mientras que otros muchos, como en primer lugar el ferrocarril, que fue el prototipo y promotor del Progreso de nuestros abuelos, y seguramente telares mecánicos, hasta lavadoras (más bien comunitarias que de ama de casa), y con más distingos cosas como telégrafo, teléfono, hasta la radio y otros muchos, se encuentran en tales condiciones que no puede desconfiarse sin más de su posible utilidad verdadera, por lo que merece tal vez la pena intentar rescatarlos de las manos (manos abstractas siempre) que los manipulan u ocasionalmente los destituyen (como en el caso del ferrocarril, destituido ante el automóvil), en virtud de intereses ajenos a los de utilidad."

AGC || Entrevista con Josan, Tomás Mata y Jaume Reselló publicada en Integral en 1985.