Adiós a una persona de larga cultura, trabajador incansable, de fina sensibilidad, comprometido
JOSÉ IGNACIO PRIMO
Conocí a Miguel García-Posada en 1964 cuando, procedente de
Sevilla, llegó a la Universidad de Salamanca para continuar sus estudios
de Filosofía y Letras en la sección de Filología Románica. Éramos pocos
alumnos en el curso, lo que facilitó que rápidamente entabláramos una
buena relación de amistad. Con él llegó también otro sevillano, Juan
Alfredo Bellón, que en la actualidad es profesor de la Universidad de
Granada. Ellos fueron los que me inocularon el virus del flamenco, hasta
entonces solo había escuchado cantar en tabernas, además de las
inolvidables noches del bar Rocío, en Zamora. Me hablaron de un recital
poético-flamenco que se había celebrado en Sevilla el curso anterior,
organizado por Agustín García Calvo, en el que recitaron poemas tanto
Agustín como Ricardo Molina, del grupo Cántico, y al final había cantado
Antonio Mairena...Seguir leyendo en La Opinión de Zamora