11 Septiembre 12 - - Agustín García Calvo
Con eso, estamos acercándonos a entrar por las opuestas vías de «hay» y de «es lo que es», en la realidad, esto es, la manera que de ordinario hablan las gentes, y en general tratan las cosas entre sí, de algo que no es la lengua misma que de ello habla; pero sin apresurarnos.
Lo primero que ahí se produce es la división entre cosas: porque, si bien parejas como «lo uno / lo otro» o «a / b» podrían simplemente representar la mera oposición o alternativa lógica, aunque fuera para negarse, como en «lo uno es lo otro», «b = a», basta con que tales fórmulas quieran referirse a algo que no sea su propia lógica para que, por medio del reconocimiento de que «lo uno» es lo mismo que «lo otro», igual que «lo uno», ya la pareja aparezca como repetición de lo mismo, que es la condición que las lenguas vulgares suelen reconocer y llamarla «dos», o con el índice de Dual en las lenguas que lo tengan; y aún podría pensarse que en la fórmula «a + a = 2 a» (donde «+» es un signo de «anulación de sucesión») por la otredad entre ambos miembros tendríamos la condición «3» por vía puramente lógica.
Pero ya esas operaciones no pueden de verdad entenderse si no es reconociendo que se practican no solo desde el campo del «es» sino sobre el campo del «hay», donde, en sentido inverso, «de abajo a arriba», nos muestran, por vía rítmica la (relativa) anulación de la sucesión, y la oposición entre los módulos «2» (…/oo/...) y «3» (…/ooo/…).
Ello es que nos toca volver al campo del «hay» para descubrir en él algo a lo que podamos, a falta de mejor, llamar una pluralidad indefinida o de cuantos sin número.
Lo cual, por cierto, nos hace volver a razonar la necesidad de que haya ahí una tal pluralidad de cosas indefinidas, en el campo donde vaga y se agita la realidad contradictoria, por la sola operación de la negación en este razonamiento: «No puede haber ahí todo ni todos» (lo cual le daría una condición lógica que le es opuesta) «ni puede no haber nada» (pues eso contradiría el que se pregunte si hay algo o si no) «ni tampoco puede haber uno o que las cosas sean una», porque entonces no se daría tal cosa como la contradicción real de que partimos, ni nunca habría habido ni pasado nada.
Lo que pasa al partir de los cuantos indefinidos a los números y a la realidad, habrá que discutirlo otro día, si nos dejan.