4 de septiembre de 2012

Vocabulario 3: Lo hay/Lo es

4 Septiembre 12 - - Agustín García Calvo

Antes de volver sobre las nociones o cuestiones de lo que es lo mismo y lo que no es lo mismo, debemos detenernos todavía en esas dos maneras elementales que las lenguas del mundo tienen de decir de lo que sea que lo es o decir que lo hay, tan opuestas entre sí y, al parecer, tan elementales la una como la otra. Muchas lenguas hacen eso sin necesidad siquiera de usar, como suelen las nuestras, índices como «es» o «hay»; por ejemplo, diciendo «Ladrones» y  dejando que, según la situación, eso se entienda como «Hay ladrones» o como «Son unos ladrones». Pero, hágase como sea, lo primero que parece oponer la una a la otra es que, con «hay», la frase está apuntando al lugar o ámbito en que se dice, mientras que, con «es», la frase se refiere al campo del vocabulario mismo de la lengua, de modo que en la frase en cuestión la palabra se aplique a uno u otro grado de astracción de los significados. Ya se entiende que, por el primer camino, el del «hay», se llega a exageraciones más o menos amplias, e.e., se tiende a una sumidad, «en todas partes», en verdad inalcanzable para el uso real (pues no hay en realidad «todo» ninguno), pero se abre la cuestión del uso abierto o absoluto del «hay», que es  a nuestro intento reveladora; mientras que por la vía del «es» avanzamos, por otras exageraciones, a la sumidad (igualmente inalcanzable en rigor en la práctica de la lengua) de que, por grados como… «besuguillo» - «besugo» - «pez» - «animal»... se venga a parar en el significado más alto (y por tanto el más bajo para cualquier ignorancia) de cuantos en una lengua vulgar puedan darse, a saber, «cosa», por más que  como vemos en la breve historia de nuestras lenguas, apenas una palabra (como gr. chrêma, chréos, o prâgma, o en lat. rês o en lat. vulg. causa)se ha acercado a alcanzar esa sumidad de la astracción, ya está perdiéndola por recaída en otros usos más concretos o aspirando a que otras la sustituyan para su fin, entre ellas acaso el propio índice «es» en formas como «el ser» (y «los seres»), esto es, haciendo revivir el problema del Ser al que torpemente se han dedicado teólogos y filósofos, y que aquí tratamos de eliminar por recurso a la gramática común o lógica elemental.