Imagen del Baúl de Trompetillas
Lo que hay que enseñarles a los niños y niñas y a los menos hechos es
sencillamente a desobedecer, a decir NO a cualquier mandato, a
cualquier información o doctrina que les venga de arriba, de cualquier
puesto del Poder.
Decir NO es lo solo que sabe y puede hacer lo
que entre la gente quede de pueblo y de común por debajo de las
personas, sometidas al Poder y que por tanto no pueden hacer de veras
nada en contra de Él.
Lleno está el mundo de protestas, más o
menos bienintencionadas, y denuncias contra ciertos abusos exagerados y
horrores detonantes que a unos u otros les eche encima la
Administración: partidos y sindicatos de oposición a tal o cual tipo de
Estado o Capital, asociaciones en defensa de los más escandalosamente
oprimidos y desvalidos, novelas o películas que quieren poner ante los
ojos del gran público las penas y miserias de guerras, o pasadas o casi
contemporáneas, de pestes y esclavitudes promovidas por la Fe o la
Patria de los amos o el Negocio por todo lo Alto...
creyéndose
que todas esas denuncias van a hacer algo contra el Poder, algo que
valga más que el daño que en tanto hacen al colaborar con Él como
críticas dentro de Su Orden, constructivas, o al servir como espectáculo
que horrorice un rato y reconforte a los que no se sienten tan
oprimidos o machacados.
Y hasta vendrán días, como tantas veces ha
sucedido, en que un Estado, empujado por enredos de su Economía, mande
alistar jóvenes para una guerra contra Otro que se preste al caso, o que
les exija sacrificar el tiempo de sus vidas a la Fe en el Futuro que el
Poder y sus Medios les presentan, o que los mande a emigrar en masa a
buscar los Centros que el Capital haya montado para Sus manejos y a
vivir en los recovecos de sus basureros y a criar en ellos hijos para el
Cielo, o que les ordene dedicar los años de su juventud y más allá a
trepar por una escala de puestos, oposiciones, promociones a cargos cada
vez más altos y más serviles, sin que se distraigan del tráfico
parándose a pensar en lo que les está pasando, sino a completar su
formación con las diversiones o juguetes que el Amo quiera venderles o
regalarles.
Y entonces, cuando lleguen esos trances de guerras o
ruinas o vacíos o desastres más declarados, vendrán, como otras veces,
los que quieran llamar a los chicos y chicas a la rebelión, a tener el
valor de desertar y de no tragarse lo que les mandan.
Pero
entonces será demasiado tarde: ya desde niños los habrán educado en la
obediencia, en casa, en la escuela, por la pantalla, en los estadios; ya
estarán hechos a tragar sin sentir los sustitutos: los habrán
convencido, más o menos a regañadientes, de que lo que se les manda que
crean o que compren es bueno, que no tienen más futuro que el Futuro que
los mayores y los Medios les ofrecen y para el que los preparan.
Y,
así educados, el intento de algunos de rebelarse y desertar, en medio
de la avalancha de las mayorías obedientes, claro está que ha de
volverse tan penoso y costoso que ya tampoco valga la pena luchar por
sostenerlo.
La (contra)educación tiene que haber empezado mucho
antes: haberse criado la costumbre de decir NO, sin distinción alguna
entre tipos de Amo, de Educador, de Nación, de Cultura, de Banca ni de
Marcas de Productos; en la casa, en la escuela, en los bares, en los
Centros de Formación que les toquen a los niños, que sepan aprovecharse
(claro) con buen oído y apetito de cualquier cosa que por ahí, por
descuido, les pueda caer de bueno, deleitoso de veras, descubridor,
desengañador, pero sin creerse nada, y, a cualquier recomendación de
aplicar eso para ser como han de ser y para el futuro que de mayores les
espera, reírse por lo bajo y desentenderse de ella tranquilamente.
Esa
(des)educación es lo que puede valer algo contra la Administración de
muerte que el Poder les impone a las gentes y a las cosas. Así que lo
que hay que hacer, y siempre se puede gracias a lo que a los mayores les
quede de limpio y desengañado, es enseñarles a los niños y niñas y a
los menos formados a desobedecer sencillamente, sin distraerse con las
fachas de tal o cual padre o profesor o presidente o Régimen que les
toque, a decir NO a cualquier mandato, a cualquier información o
doctrina que les venga de arriba, de cualquier puesto del Poder.
8-9 de Abril de 2008