García Calvo, hijo del 68
Texto: ALFONSO ARMADA
Agustín García Calvo,
gramático, poeta, dramaturgo, pensador, en guerra contra la familia, la
religión, los medios de formación de masas, la historia... la realidad
Llega
sin apresurarse, cordial, con sus rasgos legendarios, como su
cabellera, patillas y bigote blancos, como un personaje de sí mismo que
no quiere serlo, no en vano su guerra contra lo que es no se detiene en
su ser: No se niega a hablar de Mayo del 68, al contrario, pero para
centrar la cuestión esgrime un folio recién escrito a máquina. Habla
quedo, sin titubear, desarrollando los argumentos con limpieza
socrática, mirando a los ojos, pero tratando de que esa mirada no sea
impositiva ni persuasiva, una invitación a seguir hablando. Parece un
viejo león que nunca fue fiero, aunque acaso lo sea cuando sea menester,
pero dan ganas de subirse a un lento tren con él. Escribe: «A) Se
conmemora, se analiza, se interpreta aquello, en libros serios o novelas
o películas y en los Medios de Formación, y más aún cuando pueden
contar que han pasado 40 años: todo ello viene a consistir en reducir a
Historia lo que pasara. Ahora bien, aquello era (y es) un levantamiento
de gente, no del todo sumisa todavía, contra el Futuro que se les venía
encima, el Futuro que el Régimen más avanzado del mundo les imponía como
necesario. Y ello es que el Poder, para lograr la sumisión a Su Futuro,
completa el proceso convirtiendo el recuerdo, donde siempre hay algo
vivo y peligroso, en Historia, fechas y datos ya sabidos y que así no
pueden hacer daño. Yo sigo viviendo ahora de aquel levantamiento en que
me dejé enredar contra aquel Futuro, y de ello sigo viviendo y haciendo
lo que se pueda contra esa reducción a Historia y contra este Futuro,
que es el mismo».
Nacido
en 1926 en Zamora, se doctoró en Filología clásica en la universidad de
Salamanca con la tesis «Prosodia y métrica antiguas». En 1965 fue
defenestrado como profesor de la Universidad Complutense de Madrid junto
a Tierno, Aranguren y Montero Díaz por respaldar las protestas
estudiantiles. Exiliado en Francia, fue profesor en la universidad de
Lille y en Collège de France. En 1976 le fue restituida su cátedra, que
desempeñó hasta la jubilación, en 1992. «Conduce y desmanda» todos los
miércoles una tertulia contra La Realidad en el Ateneo de Madrid.
Escribe:
«B) Mayo del '68 en París no es más que el final, esplendoroso, de
aquello, tras lo cual no vendría más que la triste sangrienta consabida
vuelta al Orden, la fusilada ciega de estudiantes en la plaza de Méjico,
el desesperado truco del recrudecimiento de la guerra de Viet-Nam, la
entrada en Praga de los tanques de la otra forma del Régimen, ya en
desintegración ante el Dominante. Pero aquello venía de años atrás, de
los varios Centros, populosos y estudiantiles, del Desarrollo: era un NO
que se alzaba en el momento en que el Régimen, el de la descarada
sumisión del Poder y Estado al movimiento del Capital, se imponía, en
Tokio, en California, hasta en Madrid, en las grandes asambleas de
estudiantes de fines de febrero y comienzos de marzo de 1965, y sólo más
tarde en los combates de sitios de Alemania y Francia. Conviene
precisar esto, porque el gusto por conmemorar los finales, Mayo del 68,
es también revelador de cómo ahora, los posteriores y conformes, quieren
olvidarse de lo que aquel NO decía y sigue diciendo».
García
Calvo no se conforma. Premio Nacional de Ensayo por «Hablando de lo que
habla», Premio Nacional de Literatura Dramática por «La Baraja del rey
don Pedro» y Premio Nacional al conjunto de la obra de un traductor (son
legendarias sus versiones de Aristófanes, Heráclito, Homero, Sócrates,
Virgilio…), muchos de sus títulos son declaración de intenciones:
«Contra la Realidad, estudios de lenguas y cosas», «Noticias de abajo»,
«Contra la Paz. Contra la Democracia», «Contra el Tiempo», «Contra la
pareja»... Escribe: «C) Si te preguntan de dónde venía (y sigue
viniendo) la fuerza o gracia para decirle NO al Futuro, al Dinero y al
Estado a su servicio, podrías responder que viene de lo que entre la
gente, y por ejemplo la grey estudiantil maleducada, queda vivo de
sentimiento y razón común; pero harás bien en recordar que las armas
para la rebelión las proporciona siempre, en cada ocasión, el Enemigo:
son los inevitables fallos del Poder, lo exagerado de sus presiones, lo
estrepitoso de sus mentiras, lo que sirve para mover levantamientos de
gente como el de los años 60 o cualesquiera otros que surjan por el
mundo. Pero no olvides que eso son sólo las ocasiones: el Poder es
siempre el mismo, y siempre la administración de muerte su labor».
El papel de los Medios
Pregunta-
Los Medios de Formación de Masas, como usted llama a los medios de
comunicación, ¿son pilares de la sociedad del espectáculo, cancerberos
de la historia, encargados de convencernos de que la lucha está
condenada al fracaso?
Respuesta-
Son más que una parte del Poder: son la voz misma del Señor. Como el
Poder está fundado en la falsedad, la Fe es su necesidad fundamental:
hacer creer a la gente en la Realidad, en que la Realidad es todo lo que
hay. Es un cierto respiro, en medio del estruendo, eso de que tengan
que seguir predicando esa Fe cada día y por todos los Medios: porque, si
fuera verdad, ¿por qué tendrían que seguir predicando lo que es la
Realidad y haciendo que se lo crea la gente o al menos las Mayorías?
P.-
En «El porvenir de una ilusión» vaticinaba Freud el final de la
religión, sin embargo parece que vivimos un renacimiento de las
religiones. ¿Es una sustitución del Dinero?
R.-
No es una sustitución. Dinero es la cara, el nombre dominante de Dios
en el momento actual de la sociedad. Lo que sucede es que esta forma
dominante de la religión, que es el dinero, esta forma dominante de la
cara de Dios que es el Dinero, se conlleva muy bien con los restos de
las religiones del antiguo régimen, y no sólo se conlleva bien con ellas
sino que llega también a sostenerlas, las promueve el propio Dinero,
las convierte en empresas bien integradas. Lejos de haber enemistad
parece como si unas formas de entretener, de engañar, por los medios de
las viejas religiones complementaran debidamente a la forma dominante de
engañar que es la de vender Futuro, que es la del Dinero. Nada puede
esperarse de esa proliferación. Todas son lo mismo.
P.-
¿Qué le atrae de lo que dicen los físicos «desmandados» que escriben en
la red, usted que ha calificado a la ciencia como uno de esos dioses
temibles?
R.-
Llevo años muy dedicado a eso. He leído más de mil entradas en la red,
gracias a mi amigo el matemático Luis Caramés, que me ha proporcionado
esos materiales impresos. Se ve más en estas entradas ocasionales que en
los libros: que queda algo también en los físicos que no les deja
estarse tranquilos con conclusiones y con visiones acerca de qué es la
Realidad de la que la física pretende ser la principal forma de tratar.
Es propio de la ciencia en sí servir al Poder. Es propio de la ciencia
por tanto engañar, porque sin fe y sin mentira el Poder no se sostiene.
Esto se puede decir de la ciencia como en otros tiempos se podía decir o
se puede seguir diciendo de la filosofía o de la teología. Lo que pasa
es que la ciencia, igual que las otras instituciones del Poder, nunca
está del todo bien hecha, bien cerrada, y se escapan cosas como esas que
encontramos en esos que llamo físicos desmandados que ayudan a poner en
vivo el problema por debajo de cualesquiera soluciones, y eso es lo
mejor que se puede decir de la ciencia, lo mejor que se puede decir de
cualquier forma de pensamiento.
Perderse en la balumba
P.-
Si uno «googlea» Agustín García Calvo aparecen más de dos millones de
documentos, no sé si todos relacionados con usted, pero sí muchos. ¿Cree
que en la red radica alguna posibilidad de alterar el estado de las
cosas?
R.-
Tengo que tomarme con un cierto humor eso de lo que me llegan noticias.
Desde luego la esperanza no se puede poner en la red, que se está
convirtiendo en un maremágnum, y ahí lo mismo que la inflación de
publicaciones, de los libros en general, lo poco bueno, despierto,
revelador, está en principio condenado a perderse en la balumba. Eso es
lo corriente. Pero no quiero despreciar nada. De vez en cuando me llegan
noticias de gente que se ha enterado de algo, que puede que le haya
herido de verdad -¡vaya usted a saber!-, a través de la red. Hay que
tomarlo así, con cierto buen humor, que forma parte del tipo de sistema
que nos toca, y a lo mejor lo que tiene de amenaza de caos pueda valer
más que lo que tiene de servicio a la opresión.
P.- ¿Sigue siendo el teatro una de sus pasiones más permanentes, donde todavía quisiera encontrarse a gusto?
R.-
Sí, lo que sería teatro, que para mí consiste sobre todo en un juego
con el tiempo que es un juego entre dos tiempos: el tiempo de lo que se
está representando, el tiempo de la aventura, de los sucesos, de las
pasiones, y el propio tiempo en que la obra de teatro, el drama, está
viviendo, la hora y media aproximadamente que suele durar. En otros
tipos de producciones no hay tal cosa, no la hay en una novela, en que
el tiempo de la representación no cuenta. En el teatro debería contar si
hubiera teatro: es muy interesante porque va en el camino de que el
teatro cumpla esta función, que también le reconozco a eso que con un
nombre tan prostituido se llama poesía en general, que es a descubrir
las mentiras de la realidad, lo que hay de falso en nuestras vidas y en
la mayoría de las cosas.
P.- ¿Es el AVE la confirmación de sus deseos o es un tren demasiado veloz para el pensamiento y la reconquista del tiempo?
R.-
Que el ideal para el progreso del ferrocarril haya venido a ser la
velocidad, es decir, el llegar cuanto antes, es muy triste. Porque ese
dominio del fin, de la llegada, se traga lo que podía haber de vida
corriente en el trayecto del viaje del ferrocarril. Eso es triste. A mí
no me hace falta llegar tan pronto, estar en una hora en Valladolid,
como han conseguido hacer. No miro con buenos ojos a quien le hace falta
eso. Sospecho y lamento que el resto, las posibilidades de la
ventanilla y las conversaciones dentro del tren queden cada vez más
anuladas. Así el tren imita torpemente a los medios inferiores en ese
esfuerzo: el autobús o el avión, por no hablar del coche, el querido del
Régimen, el representante de la persona obediente a los ideales del
propio Régimen.
P.- ¿Vive como desea?
R.-
Vivir una vida con Futuro, condenada al Futuro, no puede ser deseable
para mí ni para nadie que quede vivo. Por lo demás, en lo que me toca,
estoy más bien agradecido de que la condena no sea tan perfecta que no
me deje, de vez en cuando, ratos de descuido, asomos de lo que podría
ser vivir, y con ello también dejarme sentir la mentira de los
sustitutos.
P.- ¿Es usted el que es?
R.-
Participo de la necesidad de cualquier persona, y cualquier cosa, de
tener la ilusión de que uno es el que es; lo cual costituye mi Realidad y
a la vez es imposible. La alegría está en que mi persona real y con mi
Nombre Propio, como falsa que es, está siempre mal hecha: yo de veras no
soy nadie, y por ahí puede acaso que, a pesar de mí, se me escape
cantar o decir algo verdadero.