18 de noviembre de 2012

Entrevista a Amancio Prada: «Al contrario que en 1968, "seamos utópicos, pidamos lo posible"»


latribunadetoledo.es - sábado, 17 de noviembre de 2012



Mantuvo una estrecha relación con el poeta Agustín García Calvo, recientemente fallecido. ¿Qué podría contarnos de su personalidad y por qué sumar sus poemas a los de Léo Ferré y Chicho Sánchez Ferlosio en este espectáculo?
Agustín García Calvo fue uno de los raros hombres libres que he tenido la suerte de conocer. Un pensador infatigable que no ha dejado nunca de luchar contra toda forma de engaño y dominación. Cabezas como la suya, hay muy pocas cada mucho tiempo. Más rara aún fue su conducta: indiferente a todo honor y toda gloria, viviendo de espaldas a todas esas vanidades que a los demás nos pierden. El programa del recital ‘3 Libertarios’ lo estrené hace más de un año, y a Chicho y a Agustín los he cantado desde hace mucho tiempo. La tercera persona de esa trinidad de la desobediencia es Léo Ferré, la estrella más rebelde del firmamento de la chanson y al que también dediqué un disco, ‘Vida de Artista’. Un triángulo, en fin,  vinculado por la amistad y el fervor desde los años de la utopía y el exilio, París, el Barrio Latino y las aguas verdes del Sena, las madrugadas y el soliloquio de la sonrisa contra toda forma de poder que niegue la libertad. Así es la vida que merece ser vivida, así las palabras que merecen ser cantadas.
La cantante María Lavalle dijo recientemente en el Teatro de Rojas que la obra de otro de sus grandes hitos franceses, Georges Brassens, estaba hoy más vigente que nunca en las movilizaciones del 15-M. Suponemos que estará de acuerdo...
Brassens fue un poeta y los poetas no mueren. Traspasan el tiempo y se instalan en un perenne presente, porque la poesía es semilla más que fruto. Él fue un juglar tierno y mordaz, irreverente y bondadoso, lúcido. Y es verdad que sus canciones siguen tan vigentes ahora como entonces. Probablemente cante mañana por la tarde una canción nueva inspirada en el estribillo de una suya que le oí cuando fui su ‘telonero’ allí en París. Más aún: la última película de Basilio Martín Patino, un documental sobre el 15-M, lleva como título y banda sonora la canción ‘Libre te quiero’.
 ¿Cree que la canción se preocupa hoy día por cambiar el mundo? ¿Era eso a lo que aspiraban hace cuarenta años? ¿Es nuestro mundo tan diferente al de finales de la Dictadura o no todas las cosas han cambiado?
Ojalá se pudiera cambiar el mundo con una canción. O con una película, o con un libro. Que cada uno haga lo que pueda, lo que le corresponda. Y que lo haga bien. ¿Sabe que una pintada del famoso Mayo del 68 decía ‘Seamos realistas, pidamos lo imposible’? Yo prefiero esta otra: ‘Seamos utópicos, hagamos lo posible’. El mundo en el fondo cambia menos de lo que parece. Y en cualquier caso sobran motivos para indignarse, entonces y ahora.
Para lo que parece que no hay mucho espacio dentro de la música española actual es para recordar a las grandes figuras de nuestra literatura. Usted, sin embargo, además de mantener  vivo el legado de Rosalía, Lorca, etc., volvió la mirada hace poco hacia Jorge Manrique.
La poesía es para mí como el barro para el alfarero con que modela su copa. Yo invento la melodía que convierte la poesía en canción, la poesía que me conmueve, que me enamora. Y eso lo aprendí del maestro Paco Ibáñez. Jorge Manrique es otro ejemplo de poeta vigente, aunque muriera tan joven hace tanto tiempo...

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