11 de enero de 2015

Canción 30: "Blancaflor"


Chicho y Amancio en el Teatro Español, 1982

*

A la escuela del Supremo Ser
—tintero, puntero, pupitre, pizarra—
ha venido Blancaflor
para hacerse una mujer
como Dios manda.
—Blancaflor.               
—Servidor
del Ser y de usted.
            —Blancaflor, todos los hombres
son mortales, Blancaflor.
—Sí, sí, sí señor.
—Es así que
sabemos que
tú eres por ejemplo un hombre,
como lo indica tu nombre...       
—Sí señor, puede ser.                 
—Luego, entonces, por tanto...         
                                                   —Pues 
ya veremos a ver, ya veremos a ver.
Blancaflor sacude el pelo
y se ríe sin saber.
            Pero pero pero
                 pero muera el Ser.
Muera el Ser en buena hora,
y que viva la blanca,
la blanca flor
de la zarzamora.

Ante el Alto Comité del Ser
—fusiles, estrellas, trompetas, medallas—
se presenta Rojaflor
a cumplir con su deber
                      de ciudadana. 
—Rojaflor.                        
                                     —Servidor
del Ser y de usted.
—Rojaflor, la Ley es dura,
pero es la Ley, Rojaflor.
—Sí, sí, sí señor.
—Es así que
la ley es que
te alistes en las banderas
  y defiendas las fronteras...
—Sí señor, puede ser.         
—Luego, entonces, por tanto...
                                                        —Pues 
ya veremos a ver, ya veremos a ver.
  Rojaflor por la ventana
mira las nubes correr.
Pero pero pero
    pero muera el Ser
en las minas y en las olas,
y que viva la roja        
la roja flor
de las amapolas.

A la mesa de su Padre el Ser
—florero, sopera, cuchillo, cuchara—
se ha sentado Flordeor
a la hora de comer
cotidïana.
—Flordeor.                   
                     —Servidor
del Ser y de usted.
—Flordeor, pobres y ricos
siempre ha habido, Flordeor.
—Si, sí, sí señor.
—Es así que
ya vemos que,
pese a huelgas y revueltas,
sigue el mundo dando vueltas...
—Sí señor, puede ser.                 
—Luego, entonces, por tanto...                    
                                        —Pues     
ya veremos a ver, ya veremos a ver.
Flordeor tira la silla
y ríe y echa a correr.
Pero pero pero
pero muera el Ser.
Muera el Ser que Ser se llama,
y que viva la flor
de oro, la
          flor de la retama.

En el mágico Bazar del Ser
—menaje, tualete, escalera mecánica—
se ha metido Moraflor
a comprar todo el placer
  de la semana.
—Moraflor.
—Servidor
del Ser y de usted.
—Moraflor, cada producto
tiene un precio, Moraflor.
—Sí, sí, sí señor.
—Es así que
es claro que
hurtando lo que está en venta
contra el sistema se atenta...
—Sí señor, puede ser.            
—Luego, entonces, por tanto...   
                                                —Pues 
ya veremos a ver, ya veremos a ver.
Moraflor regala besos
          desde el debe hasta el haber.
Pero pero pero
             pero muera el Ser.
                  Que se pierda el que se salva,
y que viva la mora,       
morada flor,
la flor de la malva.

En el centro de Liberación
—panfleto, petardo, consigna, tabarra—
se ha metido Negraflor
a hacer la Revolución
        para mañana.
—Negraflor.            
                      —Servidor
del Ser y de usted.
—Negraflor, imperialismo,
monopolio, Negraflor.
—Sí, sí, sí señor.
—Es así que
no hay mas que
a poder reaccionario,
 poder revolucionario...
—Sí señor, puede ser.
—Luego, entonces, por tanto...
                                                    —Pues 
ya veremos a ver, ya veremos a ver.
        Negraflor se acuesta con
     su hermano y ríe al amanecer.
Pero pero pero
pero muera el Ser.
Muera el Ser sin testamento,
y que viva la negra
la negra flor
flor de pensamiento.


*
GARCÍA CALVO, A.(1993, 3ªEd.). Canciones y soliloquios. Zamora: Ed. Lucina. "Canción 30", págs: 59-63.