Foto de Agustín para la columna de "La Razón"
Hago como que estoy leyendo el periódico repantingado en el sillón de
orejas (ya entienden mis lectores que, si fuese verdad, con la
repetición de lo mismo de cada día, me lo iba a tragar de un bostezo con
solo leer dos líneas) y con ese disimulo me dedico a escuchar a mi
nieta con el niño del vecino, que andan rodeados de chirimbolos por la
alfombra, y aquí se lo traspaso a ustedes: –¡Ala, cuántas cosas!,
la cocinita, la muñeca de dos caras... –Y más y más. Y a ti, Pipo, ¿qué
te han traído los Reyes? –¡Uf!, pues a mí otras tantas: la pelota de
medio reglamento, una tira de bichos... –¿Bichos? –Autitos, ya sabes,
de colores, y unos guantes de boxeo, y... –Basta, tú, que me mareo. ¿Y
has jugado ya con ellos? –¿Jugar? No, Cuca; eso, mañana, a lo mejor:
ahora están haciendo de regalos de Reyes. –Ya. Y tú, ¿no sabes, Pipo,
que son todo mentiras? –¿Que los Reyes son los padres? Bah, eso lo sabemos
hace años, y ¿qué más da Reyes que padres? –No, no: algo más de mentira que
eso. –¿Cómo? –Que son juguetes de mentira, que no sirven para jugar.
–¿Por qué? –Porque, con hacer de regalos, ya han cumplido con su deber.
–Ya, a algo de eso me sonaban. Pero, ¿no es verdad, Cuca, que tú y yo hemos
estado esperando con ilusión a ver qué nos traían esa noche? –Claro;
porque tú y yo somos algo tontos; porque los Reyes eran para eso, para esperar
con ilusión a que llegaran, y luego, de que han llegado... –¿Pero y ¿por qué
tienen ellos que hacer eso con nosotros? ¿A qué juegan? –Pues me parece que,
con eso de comprar y las ilusiones, están jugando a lo mismo, sólo que
muy en serio, y a nosotros nos educan así, para que vayamos aprendiendo a
hacer lo mismo. –Sssch, Cuca, bajito, que me da que tu abuelo está
estirando la oreja y a lo mejor nos oye. –¡Qué va! ¿No te has dado
cuenta de que ellos se creen que los niños hablamos sólo como hablamos
con ellos, con la voz que ellos creen que tienen que hablar los niños?, y,
cuando hablamos de verdad aquí por lo bajo... –Ya: que ni se enteran. –O
hacen como si no. –Claro: porque ellos tienen que atender a sus
asuntos. –Eso: ¡la que se iba a armar si nos oyeran!