28 de enero de 2014

El oráculo gramatical de Agustín García Calvo




Agustín García Calvo
 Lucina - 416 págs.
1ª edición: 1985

[Escribí este ensayo allá por 1998, intentando poner orden en mis muchas lecturas de nuestro oráculo zamorano. Quise publicarlo en Archipiélago, donde sólo supe que fue considerado "flojo". Sale hoy del cajón, a modo de obituario, en recuerdo de los buenos ratos pasados divagando sobre su obra]

1. Introducción

Agustín García Calvo es autor de una obra singular: para empezar,tan sólo por atribuírsela a su persona, muchos de sus lectores más fieles dirán que nos equivocamos en todo lo que a continuación diremos. Para ellos, como para el propio García Calvo, en los argumentos expuestos en sus Lecturas presocráticas, Contra el tiempo, o cualquier otra de las obras que aquí vamos a comentar, se expresa una razón común irreductible a la del individuo García Calvo o a la de cualquier otro que, llegado el caso, los defendiese. Se dirá entonces que, por pretender lo contrario, estamos presos de nuestro “pensamiento privado”, llenos de pedantería filosófica e ignorantes de las operaciones de tal razón común -aunque sujetos a ella[1]. A éstos, nuestro ensayo quizá ni alcance a divertirles, pero tampoco pretende, desde luego, convencerles.
Nuestras razones para escribirlo son otras. Por una parte, se refieren al interés de la propia obra de García Calvo, y en particular sus ensayos gramaticales, pues es mucho lo que se puede aprender en ellos, aunque no siempre lo que su autor quisiera enseñarnos. En este sentido, se echa en falta una discusión más cuidadosa de su obra por parte de los lingüistas, aunque, obviando ahora otros motivos, es probable que la apariencia especulativa de muchos de sus argumentos gramaticales les retraiga. Quizá un análisis de estas especulaciones como el que aquí proponemos anime a otros a intentarlo.
Por otra parte, si bien García Calvo no es, ni quiere ser, un autor de mayorías, es muy notable la influencia de sus escritos e intervenciones, particularmente entre muchos jóvenes que se ven afectados (!cómo evitarlo!) por aquel embrujo al que se refería una vez Savater[2] hace ya un cuarto de siglo. Quizá éstos, en su indecisión, sí agradezcan una interpretación alternativa de lo que se obra en los argumentos de García Calvo. Y puede, por último, que otros muchos lectores de cualquier edad encuentren en estas páginas ideas que ya ellos mismos desarrollaron en sus propias lecturas, y acaso alguna nueva.
Lo que queremos mostrar en este ensayo es que la pretendidarazón común ejercitada por García Calvo en sus escritos encubre una concepción metafísica muy particular del lenguaje,  de la que dimanan sus análisis gramaticales de la Realidad; una concepción que no se defiende sino que se postula oracularmente: lo que hay es lenguaje. A ello sumaremos una breve consideración de las limitaciones de esos análisis, más allá de que se conceda o no la tesis metafísica de partida. De lo primero nos ocupamos en las cuatro secciones siguientes (§§ 2-6), y de lo segundo en las dos restantes (§§ 7-8). Puesto que nuestra intención es más ilustrativa que concluyente –sería imposible agotar la obra de García Calvo en unas pocas páginas-, nos concentramos en la crítica del núcleo gramatical de sus análisis, i.e., la estructura de la frase, y nos referimos en cada sección a textos breves para facilitar su consulta. El argumento comienza aquí.... Seguir leyendo en: Omnibus mobilibus mobilior de David Teira