Artículo de la Enciclopedia:
Enciclopedia Universitas 1972 Tomo II Salvat
SÓCRATES
AGUSTÍN GARCÍA CALVO
En la Historia, el hombre condenado a muerte por el Jurado de los atenienses en 399 a. C., a los 70 años de edad, acusado de corromper a los jóvenes y de introducir otros dioses que los del Estado.
Salía de la baja burguesía: su padre, artesano de la escultura; su madre, comadrona: solía decir él que había heredado el oficio de su madre, porque lo que hacía al dialogar con sus conciudadanos era ayudar a salir a luz lo que ya estaba implícito en sus ideas.
Su condición social no le impidió recibir honroso trato de personajes de las familias más ilustres, como la de Pericles y Alcibíades o la de Cricias y Platón; ello aparte de los otros viejos amigos, como Hermógenes, Esquines y Apolodoro, que le acompañaban en la cárcel el día de la toma de la cicuta.
A diferencia de los ilustres profesores ambulantes de su tiempo, no parece haber salido de Atenas en su vida, salvo su servicio militar durante la Guerra del Peloponeso.
En medio de los embates entre las tendencias oligárquicas y los demócratas extremosos, él no participó mayormente en la política: una vez le tocó por suerte presidir la Asamblea, donde impidió un juicio sumario contra los responsables del desastre de las Arginusas; y bajo los Treinta Tiranos se negó a cumplir una función policíaca que se le encargaba. Y sin embargo, su propia condena cayó en un momento de restauración democrática, agriada por la depresión y necesidad de culpa que había dejado la pérdida de la guerra... Seguir leyendo el artículo
Artículo:
¡Viva Sócrates!
Publicado en El País 10 de Abril de 1989
¿Agustín García Calvo?
Por lo visto, un periodista norteamericano retirado, un tal señor Stone, ha sacado un libro, que las prensas españolas se han apresurado a venderles a ustedes traducido bajo el título El juicio de Sócrates.
Parece ser que el autor, para darle a las cosas ese empaque de escrúpulo y seriedad científica, cuenta que para acometer su empresa se puso en su vejez, como Catón el Viejo, a estudiar griego. Uno pensaría que si se tomó ese deleitoso trabajo sería para poder entender con precisión los ambages lógicos y sutilezas que juegan en los diálogos socráticos (lo cual requiere ciertamente una buena familiaridad con el ático coloquial de esa literatura) y para meterse un poco en el interminable intento de, a través de las versiones de Platón y de Jenofonte, comparando y contrastando, discernir algo de lo que pudo acaso decir la voz de Sócrates dialogando por las calles. Pero no: al señor Stone no le interesa para nada a qué suena sócrates ni lo que dice; le interesa el personaje Sócrates, y la Democracia, y discutir una vez más de los motivos que tuviera el Jurado democrático ateniense para condenarlo a muerte a los 70 años para el cual fin le bastaba con recoger una sarta de trivialidades históricas y opiniones ramplonas sobre el caso, que unas mediocres traducciones en su lengua le hubieran igual de bien proporcionado... Seguir leyendo el artículo
Conferencia:
Desesperación de Sócrates a nosostros
3 de Diciembre de 2007
Universidad de Barcelona. Facultad de Filosofía